Cuando ya no esté, y el silencio cubra tus manos. Cuando en mis ojos cese tu reflejo y mis labios desperdicien tus besos. Cuando se interrumpa el porfiado desvarío de mi pecho y el frio inevitable vaya cubriendo la desnudez de mi pasado.
Sabrás, que no existe el abandono.
Y que tus noches serán conmigo, aunque ya no sea ni la piel ni la savia, y no pueda nadar por tu espalda. Aunque enmudezcas por la ausencia del temblor de mi garganta, oirás mi voz, escondida en nuestro eco, y sabrás como llamarme (lo prometo).
Y sabrás, (lo sabrás),
cómo encontrarme...
sábado, 23 de octubre de 2010
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2 comentarios:
Hay mensajes, señales, mapas; escritos en cada trozo de piel, en cada vestigio de cálido abrazo; siempre hay una huella que se continúa, que no se desprende.
Bellísimo.
sobrecogedor..
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