lunes, 25 de octubre de 2010

Cobardía

El odio tiene el rostro encadenado y cobarde, asalta como víbora jadeante y rastrera. Oculto hasta de sí mismo, pobre odio malherido, sin nombre, sin vida, absorto en sus carencias.
Inyecta su veneno por la espalda, le teme a su imagen reflejada, le teme al miedo, que le punza el aguijón de su venganza.
Husmea con hambre carnívora, lo siento merodeando mis paisajes, le ofrezco el banquete de mi herida abierta y devora los colgajos aún sangrantes.

El odio tiene agudos dientes,
(y presa ciega)
como todos los cobardes.

sábado, 23 de octubre de 2010

Lo sabrás...

Cuando ya no esté, y el silencio cubra tus manos. Cuando en mis ojos cese tu reflejo y mis labios desperdicien tus besos. Cuando se interrumpa el porfiado desvarío de mi pecho y el frio inevitable vaya cubriendo la desnudez de mi pasado.
Sabrás, que no existe el abandono.
Y que tus noches serán conmigo, aunque ya no sea ni la piel ni la savia, y no pueda nadar por tu espalda. Aunque enmudezcas por la ausencia del temblor de mi garganta, oirás mi voz, escondida en nuestro eco, y sabrás como llamarme (lo prometo).
Y sabrás, (lo sabrás),
cómo encontrarme...